La artista donostiarra estrena la nueva sala de exposiciones de Tabakalera con una inclasificable muestra en torno a sus temas recurrentes
El acto de caminar es la materia prima, el tiempo y el espacio son los materiales, y el ritmo es el pincel con el que Esther Ferrer (Donostia, 1937) crea sus obras. La artista donostiarra inaugura hoy la nueva sala de exposiciones de Tabakalera con una muestra que condensa parte del trabajo artístico que ha desarrollado a lo largo de medio siglo mediante performances, instalaciones y piezas inclasificables en torno a los números primos y a la percepción del correr del tiempo. Comisariada por Laurence Rasel y Mar Villaespesa, la exposición 'Esther Ferrer. 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23...' permanecerá instalada hasta el 26 de mayo en los cerca de 1.200 metros cuadrados que conforman el nuevo espacio de Tabakalera en el ala noroeste de la primera planta del edificio.
Ferrer pone las cartas sobre la mesa desde el primer momento. La exposición arranca con una pregunta: «¿Qué es una performance?» y propone diversas respuestas también en forma de interrogación: «¿Una libertad de hacer?,» «¿Un descubrimiento?», «¿Una vergüenza?», «¿Un absurdo?», «¿Una estafa?», «¿Una tortura?», «¿Un callejón sin salida?». No hay respuestas correctas, ni incorrectas en un itinerario en el que el visitante es constantemente invitado a participar en la activación de las piezas expuestas.Unas obras que no solamente se muestra en su formato terminado, sino cuyo proceso de elaboración queda ilustrado a través de dibujos, bocetos, ensayos y maquetas