En 2012 Iberdrola y el museo pusieron en marcha Arte para Tocar, un programa de accesibilidad visual que integra la experiencia táctil en la práctica museográfica mediante un dispositivo que reproduce en relieve una selección de obras de la colección. Dirigido a personas con discapacidad visual, otros museos como el Prado o el Thyssen, en Madrid, o el Pushkin de Moscú lo han incluido en sus programas educativos tras la experiencia pionera del museo de Bilbao.
Arte para Tocar se basa en un desarrollo tecnológico de la empresa vizcaína Estudios Durero que permite dar relieve a imágenes digitales de obras de arte. El proceso parte de una fotografía en alta resolución en la que se escogen los elementos compositivos idóneos para guiar las manos de la persona invidente. Tras definir volúmenes y texturas, se imprimen con una tinta especial y un procedimiento químico da volumen a elementos inicialmente planos. Sobre esta superficie se imprime a escala la imagen de la obra con sus colores originales y en un tamaño apropiado para un recorrido táctil.
Este año la propuesta se incrementa con la producción de un nuevo panel que, por vez primera, introduce una obra no figurativa en el recorrido. Se trata de una pintura emblemática de Victor Vasarely que, a la complejidad de reproducir formas abstractas geométricas, suma los efectos de tridimensionalidad. Todo ello ha supuesto un reto para Estudios Durero en el tratamiento del tamaño, la profundidad y la textura de las formas con el objetivo de lograr al tacto sutiles efectos de proximidad y alejamiento. El resultado es un panel que traduce en experiencia táctil los complejos desafíos tridimensionales y ópticos que Vasarely propone al espectador y, de este modo, amplifica el objetivo de ver el arte a través del tacto que promueve este programa.