Dentro del ciclo Bizi ala Iraun 2025.
RAMPER
Hace siete años, en Granada, Joserto, Antonio, Álvaro y Ángel se embarcaron en un viaje. Le pusieron como nombre Ramper. Con la humildad y la ambición en un perfecto (y difícil) equilibrio, sin perder de vista ni quiénes son ni lo que quieren conseguir, Ramper juegan a un preciosismo exquisito y florido, se arriesgan a ser más serios de lo que está permitido sin ni siquiera rozar lo pretencioso, y, con una vocación de trascendencia poco habitual en nuestros tiempos, conjugan ruido, densidad, vulnerabilidad y pop.
Haciendo honor a su modestia, a Ramper no se le caen los anillos en advertir que entre sus influencias están Slint, Low, Swans o My Bloody Valentine, como faros alumbrando en la noche, y es cierto que las cadencias opiáceas, la pesadez meticulosamente medida, la calidez del sonido, el riesgo y las metas que apuntan más allá de trayectorias fugaces, se pueden palpar en cada corte.
Como un secreto, Aitor Martínez Merino ha ido trabajando en un disco imaginario desde su habitación a lo largo de los años. Sin experiencia en otros proyectos y sin ni siquiera haber actuado en directo, se animó a grabar de manera profesional todo lo que había ido cocinando durante casi una vida en El Tigre Studios con Jon Aguirrezabalaga, a quien estaremos eternamente agradecidos por habernos acercado a la posibilidad de editar un disco tan importante.
Volvemos a la habitación, una habitación oscura en la que cohabitan Arthur Rusell, Fugazi, Mikel Laboa y Tomatito, por decir, ya que la propuesta de Aitor es tan personal y valiente que casi podría ser la definición en sí misma de un nuevo género a su alrededor. Los nombres pues sobran y nos quedamos con cadencias, giros y progresiones inesperadas, con las que jai/Egun recurre a un lenguaje universal y primario.
Con textos en euskera y prácticamente la única ayuda de una guitarra española tocada con genio y rabia, Jai/Egun desgrana un auténtico ejercicio de introspección, abriéndonos una ventana a su vida y a su mundo. El resultado, un álbum sobrecogedor, a ratos desolador, cálido y sorprendente, que se anticipa como uno de los discos del año y no porque lo digamos nosotros, que sí, esto es una nota de prensa, sino porque seguro que no se te ocurre otro disco más sincero editado en este país lleno de maquillaje y tontería.