Nada en la vida es fácil ni llega sin esfuerzo, y de esto saben mucho los protagonistas de La Orquesta Terrestre, la última apuesta del equipo de Lotura Films, quién apostó en 2014 por una película de animación infantil llena de humor y música. Un proceso que se ha alargado mucho en el tiempo, pero del que estamos seguros no dejará indiferente ni a grandes ni pequeños.
La película está basada en el libro Orkestra Lurtarra, escrito por Harkaitz Cano y que obtuvo el Premio Euskadi. La novela ha sido adaptada para llevarla a la pantalla y, entre otras cosas, se ha creado una banda sonora ex profeso y la historia relatada en un tiempo más actual y con un tono gamberro.
Los personajes de la película y las relaciones y aventuras que estos vivirán en la búsqueda de ese éxito retratan perfectamente a la sociedad: Manu el soñador, Salegi un manager vividor y prepotente, los románticos hermanos Perfumetti, la sabelotodo Aldika y el travieso Osoki, una cabra llamada Presidenta y ¡todo un plantel de personajes divertidos y originales donde poder ver reconocidos a muchos artistas y soñadores!
Una película donde podemos ver cómo la música y el humor son grandes aliados a la hora de canalizar nuestras emociones. Una historia donde lo diferente es señal de originalidad y demuestra que triunfar no es llegar alto, sino saber hacerlo en buena compañía sin perder nunca tu sueño.
¡Avanti popoli!
Sinopsis
Manu, siendo niño, se enamoró platónicamente de la gran pianista Stella Panini, por lo que su sueño es conocerla. Para ello, siguiendo el consejo de un turbio personaje, Stefano Salegi, que luego se convertirá en manager, formará una orquesta. Pero Manu, además de un soñador con mayúsculas, es también un incomprendido, un outsider que va por libre, empezando por la peculiaridad de su instrumento, que no es otro que la escoba... Ello no le impide crear una peculiar orquesta formada por una contrabajista que siente picores en la axila cuando está nerviosa, dos hermanos gemelos que tocan los vientos y cuentan con un olfato sobrenatural, un contratenor bigotudo y un percusionista que toca un triángulo en el que se posa un jilguero. Les acompaña, además, una cabra gitana que hace el número de la escalera.
