Ion Estala (NODE): «Nuestra responsabilidad como artistas es tener una actitud abierta, tender puentes y abrir con optimismo las puertas de la casa. Siempre hemos apostado por ello»

  • Ion Estala (NODE): «Nuestra responsabilidad como artistas es tener una actitud abierta, tender puentes y abrir con optimismo las puertas de la casa. Siempre hemos apostado por ello»

La compañía de danza, perfomance y audiovisual NODE, creada en 2016 en Donostia por Ion Estala y Ana Barrantes, estrenará en breve su nueva obra, Basandere, dando así un paso más en la trayectoria que emprendió con el espectáculo Tria. Hemos conversado con Ion sobre el camino recorrido hasta ahora, sobre la nueva pieza y sobre el programa LABO y el festival LABO XL de cuya gestión se encargan.


¿Qué es NODE? ¿Cómo surgió?

Aunque la herramienta de trabajo de la compañía es la danza, en NODE hacemos también performance y audiovisuales, ya que consideramos la performance como un punto neurálgico multidisciplinar y, a la vez, damos mucha importancia tanto a todo lo visual como al cuadro.

Ana Barrantes y yo creamos NODE en 2016; ella asumió las labores de producción y distribución, y yo las de creación, interpretación y dirección. Por aquel entonces andábamos buscando el canal por el que recorrer nuestro propio camino. Así, el proyecto NODE nació de nuestra firme convicción sobre qué queríamos contar y cómo lo queríamos contar.

Tria (fotografía: Jesús Lacorte)


En 2018 estrenasteis vuestro primer espectáculo, Tria, con el que buscabais reflexionar sobre nuestras actitudes ante los cambios. Se trata de un trabajo muy cuidado tanto desde el punto de vista de la imagen como de la fotografía. ¿Queríais dejar claro desde el primer momento, a través de propuestas innovadoras, el deseo de romper los límites impuestos?

Eso es. Consideramos importante que Tria reflejara, contara y mostrara precisamente todo eso que habéis dicho, con una intención y un objetivo concreto: "estamos aquí y queremos hacer algo diferente". Y para ello todo el trabajo de selección del grupo dedicado tanto a la interpretación (Paula Parra, Jaiotz Osa), como a la coreografía (Jaiotz Osa) y a las labores de colaboración (Patio Espacio de Comunicación, Álvaro Ledesma, Xabier Mujika), como a la propia creación de la obra, contó con una dirección clara y muy marcada; todo estaba muy medido.

Tria nos abrió un nuevo espacio en el que intentamos hacer las cosas de otra manera, a través de nuevas formas de creación. De ese modo acabó convirtiéndose en espacio de encuentro multidisciplinar, donde, entre otras cosas, invitamos a participar a agentes que no pertenecían al mundo de la danza, creando a la par un nuevo proceso de investigación. No hemos inventado la Coca-Cola, pero hemos conseguido que NODE cuente con su propio sello personal y, a la vez, mostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera.

Pugna (fotografía: Mikel Blasco)


Posteriormente llegaron Pugna (2019), un espectáculo que hablaba de las diferentes caras del amor; Emakumeak (2020), homenaje a todas las mujeres resilientes; y Natura 2021, pieza que reflexionaba sobre salir de la zona de confort. ¿Cómo nacen las ideas que luego se transforman en espectáculos? ¿Y, normalmente, cómo se desarrolla el proceso de creación?

Estos tres espectáculos han pasado por tres procesos de creación muy diferentes.

Pugna es una larga pieza de teatro basada en un pasaje de mi vida. Aunque cuenta con un buen final, se trata de una historia muy violenta. Fue un proceso con mucho peso, muy interesante y rico, a la par que complicado, en el que se involucró todo el grupo a tope. Todas las ideas que salían de mi cabeza las llevaron de forma desinteresada a su propia vida y al universo, y el fruto colectivo de todo ello resultó muy potente. Se trataba de una propuesta muy contemporánea que combinaba música en vivo (Serrulla), texto (Iván Aizpurua) y danza (Rubén Albelda). A pesar de ser todo muy oscuro, tenía un mensaje positivo marcado.

Emakumeak forma parte de un proyecto del mismo nombre creado por la ONG Mundubat con el fin de recordar a las mujeres encarceladas en El Salvador acusadas de un "delito de aborto", ya que allí, tras la reforma del Código Penal destinada a la ilegalización del aborto, en los casos de interrupción voluntaria del embarazo, se impone a las mujeres una pena de entre 30 a 40 años de prisión por homicidio con agravante. Con esa pieza de danza teníamos un objetivo muy claro a la hora de crear: homenajear a todas estas mujeres resilientes. Y así se hizo; la pieza, de 18 minutos, (Myriam Perez Cazabon, Jone Amezaga del Frago) nació emotiva, hipnótica y poderosa.

Natura 2021 es la revisión de una pieza resultante de un trabajo de investigación sobre el origen del movimiento que se llevó a cabo en 2018, en un laboratorio de pruebas y errores, en el que la intérprete (Paula Parra) desconocía qué iba a ocurrir hasta que llegó el primer día de trabajo. La investigación se centró en provocar diferentes reacciones en el estudio, a través de vídeos, audios y entrevistas, y sin conocer su contenido. El proyecto se convirtió en un proceso de creación extraordinario. Una primera versión del resultado de este estudio (así como un documental del proceso de investigación) se presentó en 2018, y fue evolucionando durante 3 años hasta que su última versión, de 2021, fue presentada en los Teatros del Canal de Madrid.

En definitiva, y aunque esos tres procesos creativos son muy diferentes, salvo en el caso de la pieza Emakumeak, todas las historias parten de mis ideas; puede que se trate de mis propias inquietudes, vivencias o responsabilidades, pero desde el momento en que las comparto con los demás, marcan el camino que ha de seguir todo el grupo, que las adopta como propias. Luego cada proceso creativo es un mundo, pero me atrevería a decir que comparten las siguientes fases: el trabajo individual, la búsqueda de financiación, la formación del grupo, el trabajo en mesa, la investigación, la creación, la depuración, la producción y el estreno.

Emakumeak (fotografía: Jesús Lacorte)


En 2022, con Arachno, diste un salto de vuelta a tu origen a través de un viaje sideral. ¿Las experiencias más personales son quizás a la vez las más universales? 

Pues, sí. Precisamente esta fue una de las conclusiones a las que llegué en el proceso de investigación. Al presentar mis ideas en grupo me di cuenta de que, aunque tengamos vidas diferentes, compartimos más cosas de lo que pensamos. Todo el mundo vive experiencias que le ayudan a empatizar con sus congéneres. Si fui consciente de ello en Pugna, en el proceso vivido con Arachno se hizo aún más evidente. A veces pensamos que nuestros problemas son sólo nuestros y que nadie nos va a entender, y eso es una gran equivocación. En Arachno ofrecí, en el primer día del proceso creativo, un libreto que hablaba de mí y de mis experiencias, y, al terminar, se convirtió en un álbum de cromos compartido en el que cada persona integrante del grupo llevó y pegó los suyos propios.

El proceso de creación de Arachno también fue muy complejo. Sobre el escenario, cuatro intérpretes (Oihana Vesga, Borja Bordonabe, Iosu Yeregui, Ion Estala), dos bailarines, un cantante de ópera y yo, el director. La obra estaba dividida en 4 escenas y cada una de las partes fue tratada con una persona externa, 4 en total: Alberto Cortes, Emilio Manzano, Ainize Txopitea, Oihana Varela. Había además otro vídeo introductorio y también participaba otra intérprete protagonista (Sara Ruiz Ferrer)... Luego, todas las piezas del puzle debían encajarse en su sitio y dotar a la obra una identidad global... Resultó ser un proceso muy diferente e innovador.

Arachno (fotografía: Angie Luna)


¿Las redes resultan también imprescindibles en el sector de la danza?

Sí, completamente. Es imprescindible crear y garantizar redes en la danza, la cultura y en cualquier sector. Debemos ofrecer y recibir ayuda y apoyo entre quienes integramos ese mundo, para crear nuevas oportunidades, sensibilizar a los grupos, fortalecernos... y todo ello sólo es posible gracias a los beneficios que generan las redes. Nuestra responsabilidad como artistas es tener una actitud abierta, tender puentes y abrir con optimismo las puertas de la casa. Siempre hemos apostado por eso.

Batu (fotografía: Jesús Lacorte)


El año pasado, junto con el espectáculo de calle Batu, estrenasteis Me arrepiento, llevando ante el público, con un toque humorístico, un ejercicio que normalmente se reduce al espacio íntimo y privado. ¿Con qué intención?

Me arrepiento vino después de la experiencia de Arachno. Resultó un viaje bastante dificultoso, en el que surgió la necesidad de confesarse de alguna manera: de ahí surgió la necesidad de sacar lo de dentro al exterior. Una vez iniciado este trabajo, nos pusimos en marcha, y surgió el humor. Pero no sólo eso. Tal vez teníamos que aligerar la carga y mitigar la oscuridad de las piezas anteriores y abrazar la luz, la purpurina y la fiesta. Aunque Me arrepiento trata de cosas serias, el alma y la esencia de la pieza es una especie de chute de buena energía.

Una vez más contamos con danza, texto, canciones y música en vivo sobre el escenario con dos intérpretes (Iosu Yeregui, Ion Estala) y un músico (Rev Silver). Reflexionamos sobre la religión y su peso en nuestra educación y cómo nosotros, dos intérpretes gais cuarentones, hemos avanzado en nuestra vida cargando con esta mochila. Partimos de un ambiente sagrado en el que la pieza se expande, pierde esa carga y se convierte en una gran fiesta, en un vodevil. Terminamos en libertad, compartiendo nuestros sentimientos de arrepentimiento con el público, que conecta enseguida con nosotros, porque todos albergamos ese tipo de emociones en nuestro interior.

Me arrepiento (fotografía: Asier Valle)


En estos momentos estáis creando una nueva pieza: Basandere, que estrenaréis en Portugal en julio. ¿Qué habéis querido contar esta vez?

Eso es, el próximo 5 de julio estrenaremos Basandere, en el festival Portas do Sol de Covilha. Se trata de una pieza de danza de calle contemporánea de unos 20 minutos de duración. Se tratará de un dúo (Marina Eskisabel, Borja Bordonabe), muy bailado y poderoso, un cuadro de gran potencia. Desde el punto de vista dramatúrgico, nuestra pretensión es actualizar un poco nuestra percepción de Basandere. Al margen de esa imagen de la mujer, queremos darle su propia historia, su lugar, porque la esposa del basajaun también puede ser guardiana y ama de selvas y bosques. Al final, lo que se representa es una lucha de poder a través de diferentes escenas y cómo ambos llegan a la conclusión de que son más fuertes cuando van cogidos de la mano y, sobre todo, cuando se respetan el espacio.

Basandere forma parte del proyecto "Justicia Climática" de la ONG Mundubat, y el próximo 26 de junio se presentará dentro del programa LABO GO junto con el proyecto global.


NODE, además de las labores de creación, también realiza tareas de gestión; en el marco del programa LABO, gestiona los ciclos LABO GO y LABO GEO y el festival LABO XL. ¿Qué objetivos concretos persiguen estas iniciativas?

El objetivo principal es visibilizar la danza y las artes escénicas, garantizar un espacio, construir un camino directo hacia la sociedad, desarrollar la cercanía y crear nuevos públicos. Asimismo, es muy importante establecer nuevos vínculos entre artistas y entre quienes se dedican a labores de gestión y de administración en el sector y, a la vez, reforzar los ya existentes. Y, por supuesto, crear economía.

LABO GO es el escaparate de los procesos creativos, orientado a obras de danza y performance. Las compañías abren las puertas traseras de sus obras y comparten con el público lo que está detrás de tanto trabajo y esfuerzo. La jornada finaliza con una tertulia abierta entre artistas y público.

El objetivo del proyecto LABO GEO - Gorputza eta Ondarea es trasladar la danza y las prácticas contemporáneas a los municipios pequeños del mundo rural guipuzcoano. Por un lado, se crean jornadas de mediación y, por otro, se organizan mañanas de baile contemporáneo en los rincones que conforman el patrimonio del pueblo.

Y, por último, LABO XL consiste en un festival de nuevos espacios y lenguajes escénicos, una celebración durante cuatro días de las artes vivas; un programa de danza, teatro y circo que ocupa los espacios de Tabakalera y Gazteszena. Por un lado, están las jornadas profesionales dirigidas al sector de las artes escénicas y, por otro, las tardes llenas de propuestas vanguardistas. Se trata de un espacio de encuentro para artistas, agentes culturales, instituciones y público.

Me arrepiento (fotografía: Asier Valle)


Y además, os encargáis de las convocatorias LABO. Este año habéis abierto tres de forma conjunta: la convocatoria general, la residencia AIDEKO y el programa EKI. ¿Qué pretenden? ¿Qué respuesta han tenido? ¿Tendrán continuidad?

La convocatoria general sirve para participar en el programa del festival, es decir, presentar un espectáculo y además participar en mesas de negocio.

Por el contrario, el objetivo de la residencia AIDEKO es fomentar la creación en Euskadi, contactar con otros territorios y propiciar nuevas oportunidades. ¿Cómo? Ofertando una estancia de trabajo en Lugo (Galicia), abriendo las puertas para conocer el programa «Atopémonos Bailando», generando sinergias y recibiendo subvención directa.

Por último, el programa EKI ofrece espacio, apoyo y visibilidad para la creación de una pieza corta sobre el talento en Gipuzkoa. Los recursos que se emplean son la oferta de una estancia laboral en Tabakalera, además de posibilitar el estreno en la inauguración del festival Pieza, siendo la imagen oficial del festival y los protagonistas del cartel, y todo ello con subvención directa.

Con el paso de los años, edición tras edición, el interés por formar parte de la familia LABO se ha incrementado, lo cual refleja la necesidad existente en el sector, por lo que refuerza la importancia del mantenimiento de este tipo de puente de acceso a LABO.


De cara al futuro, ¿hacia dónde le gustaría ir NODE?

Por parte de la compañía todavía tenemos muchas historias por contar, ganas de trabajar con mucha gente del mundo del arte y de vivir nuevas experiencias. Así que vamos a darlo todo; tenemos muchos años por delante de marcha.

Por parte de LABO vemos que el proyecto está creciendo y consolidándose: las tres patas principales (LABO GO, GEO y XL) cuentan con sus propios públicos y espacios. Hemos entrado en una dinámica de progreso, de aprendizaje y desarrollo, de orgullo y felicidad. Conscientes como somos del impacto que tiene LABO en el sector y en el entorno, asumimos la responsabilidad de garantizarlo, y seguiremos trabajando para mejorarlo, reforzarlo y ampliarlo.


(Especial publicado el 5 de junio de 2025)