Se cumplen prácticamente cuatro años desde que la periodista Igone Marino y la fotógrafa Irantzu Pastor iniciaran su viaje por el mundo para recoger y ayudar a visibilizar historias de violencia sufridas por mujeres. Ellas han recogido el resultado de esa experiencia en una publicación y una exposición; las protagonistas del proyecto son mujeres audaces, supervivientes y dueñas de su propia luz. “Lumineszenteak” se podrá ver del 4 de marzo al 1 de abril en Bastero Kulturgunea (Andoain).
¿Cuál es el origen del proyecto "Lumineszenteak" y el motivo por el que escogisteis ese título?
Igone: Luminiscentes son los seres capaces de transmitir luz en la oscuridad. Igual que las 63 mujeres protagonistas del proyecto. Han nacido y crecido en contextos de guerra, ocupación, empobrecimiento, exclusión social, desplazamiento forzado y/o asimilación cultural, pero han sido capaces de enfrentarse a toda esa violencia múltiple. Y no sólo eso: también han sido capaces de luchar contra esa situación que viven y que les afecta y contagiar energía y fuerza a las personas de su alrededor.
En ese sentido, además del sufrimiento y la crudeza, este proyecto gira en torno a 63 historias vitales que son un modelo de resiliencia impresionante: luces y sombras, testimonios de victimización y de resistencia.
Como comentáis, las protagonistas son mujeres que viven o han vivido situaciones muy crudas de violencia. ¿Desde qué mirada habéis elegido recoger esas experiencias?
Igone: Se trata de un trabajo realizado desde el respeto y la admiración. Surge de la escucha; y, sobre todo, del deseo de compartir con esas 63 mujeres el mayor espacio y tiempo posible.
Empezamos buscando historias silenciosas y ocultas, y sabía que para llegar a ellas necesitábamos conseguir la complicidad de nuestras interlocutoras. Por eso, quería evitar el formato cerrado entrevistadora - entrevistada, y, en la medida de lo posible, hemos buscado integrarnos por un momento en las vidas de estas mujeres.
Debido a la pandemia, hubo que parar todo el proceso. ¿Cómo afectó esa situación al proyecto?
Igone: Hemos cocido el proyecto a fuego lento, trabajando entre 2018 y 2021 en cada uno de los países. En realidad, teníamos intención de realizar al menos otro viaje al extranjero, cuando llegó la pandemia. Pero no ha sido posible. También estaba en nuestros planes trabajar en Euskal Herria, y lo adelantamos a causa de la emergencia sanitaria.
Cuando comenzamos a ver que esta nueva situación iba para largo, decidimos dar por finalizado el trabajo de campo. Desgraciadamente, si siguiéramos buscando nunca cerraríamos el proyecto, por lo que casi ha sido positivo forzarnos a terminar el trabajo.
Palestina, India, la nación Lakota, Euskal Herria… ¿Cómo se encaminó la investigación hasta centrarse en esas comunidades?
Irantzu: Decidimos hacer el primer viaje a Palestina, porque allí están muy diseminadas y porque teníamos contactos. Además, llevan muchos años viviendo en una situación de conflicto, y queríamos saber qué les ocurre a las mujeres palestinas.
India nos quedaba más lejos en todos los sentidos, pero a menudo hemos leído que es uno de los lugares más duros para nacer siendo mujer, y queríamos conocer el porqué de esa afirmación. Tuvimos que trabajar mucho desde casa para explicar nuestro proyecto a las diferentes instituciones con el objetivo de encontrar mujeres e historias diferentes.
La puerta de la nación Lakota se nos abrió gracias a una mujer euskaldun que ha trabajado allí, pero fue difícil llevar desde aquí una planificación cerrada; la mayoría de las citas las conseguimos al llegar. Esta nación coincidía al cien por ciento con el concepto de 'invisible', por lo que entendimos rápidamente que también teníamos que trabajar allí el proyecto.
En Euskal Herria, sin embargo, quizás no fue tan difícil conseguir los contactos, pero estando ‘en casa’ tuvimos que dar muchas vueltas para identificar diferentes tipos de opresión invisible.
¿Cómo fue el proceso de hacer las fotos, una acción tan íntima para representar unos testimonios tan crudos?
Irantzu: Hemos escuchado testimonios muy duros, y en esos momentos lo más importante era que todas las mujeres se sintieran a gusto.
Mi objetivo como fotógrafa ha sido crear esa confianza y ese respeto y retratar su mirada con dignidad. Porque detrás de esas duras vivencias siempre existía la fortaleza para seguir adelante y porque por eso también las admiro a todas ellas.
La exposición se pudo ver en el Festival de Cine Invisible de Bilbao. ¿Qué sensaciones os dejó esa presentación?
Irantzu: La participación en un gran festival así fue muy enriquecedora, un contexto excepcional para presentar la exposición y el libro.
Pasó mucha gente a verla y, después de largos meses metidas en casa trabajando, nos sirvió para tomar perspectiva.
«Lumineszenteak» estará en Andoain hasta el 1 de abril. ¿Qué trayectoria va a tener después el proyecto?
Igone: Afortunadamente, la acogida está siendo muy buena, y varios ayuntamientos y colectivos de mujeres nos han manifestado su interés.
De Andoain llevaremos el proyecto a Errenteria; luego a Arrasate, Hernani, Lesaka, Donostia, Elgoibar... ¡y esperamos seguir haciendo un largo camino para difundir al máximo estas historias!
(Especial publicado el 3 de marzo de 2022).