Euskal Kulturgileen Kidegoa (EKKI) se presentó públicamente en 2015 con el objetivo de gestionar los derechos de autoría de forma más cercana y transparente. Tras superar varias trabas y obstáculos, acaban de emprender una nueva etapa en la que seguirán creciendo y fortaleciendo sus diferentes ámbitos de trabajo. Hemos hablado con Jokin Erkoreka, coordinador general de la asociación, para conocer su trayectoria y los retos que tendrán que afrontar en el futuro.
¿En qué contexto y con qué objetivo se creó EKKI?
EKKI nació en 2014, a través del Decreto 141/2011, de 28 de junio, por el que se aprueba el Acuerdo de la Comisión Mixta de Transferencias de 22 de junio de 2011. Mediante dicho decreto se devolvieron al Gobierno Vasco algunas transferencias relacionadas con la propiedad intelectual, incluyendo la autorización de las entidades de gestión, siempre y cuando trabajen mayoritariamente en la Comunidad Autónoma del País Vasco. En la práctica, implica que podemos ser la agencia de derechos de autor de todo Euskal Herria e incluso de la diaspora, tanto de la producción en euskera como de la producción en otras lenguas.
Gracias a dicha competencia, mediante la Orden de 20 de octubre de 2014 del Director de Patrimonio, el Gobierno Vasco autorizó a EKKI como entidad de gestión de los derechos reconocidos en la Ley de Propiedad Intelectual.
En un principio, la entidad se creó como una federación de las siguientes asociaciones: La Asociación de Escritores de Euskadi – EIE, la Asociación de Editores Vascos – EEE, la Asociación de Amigos del Bertsolarismo, la Asociación los/as profesionales de la música, y la Asociación profesional de ilustradores de Euskadi – EIPE. Precisamente, por eso se autorizó que gestionara los derechos de autoría.
Vuestro recorrido ha estado estrechamente ligado a la consecución de capacitación legal y de reconocimiento. ¿Cuáles han sido las mayores dificultades y en qué situación se encuentra ahora la operadora?
Las dificultades han estado relacionadas con los obstáculos que han puesto las entidades de gestión externas. También ha habido casos de competencia. Como esas entidades han gestionado históricamente los derechos en régimen de monopolio, se opusieron a la autorización concedida por el Gobierno Vasco para intentar mantener ese privilegio.
Por poner algún ejemplo, el Gobierno Vasco ha recibido las siguientes reclamaciones: un caso abierto en la vía contencioso-administrativa por el Abogacía del Estado, resuelto en 2018 por el Tribunal Supremo a favor del Gobierno Vasco; y dos casos incoados por las propias entidades estatales, en contra de los estatutos de EKKI. El primero de ellos fue resuelto en favor del Gobierno Vasco por el Tribunal Supremo en 2020 y ya en 2021, se ha resuelto íntegramente a nuestro favor.
Por lo tanto, las dificultades mencionadas son consecuencia de un esfuerzo deliberado para debilitar la libre competencia y para impedir las competencias que le corresponden al Gobierno Vasco según el Estatuto de Autonomía. Por suerte, la Administración de Justicia siempre ha dado la razón al Gobierno Vasco y a EKKI, a pesar de que ha necesitado mucho tiempo para ello (todos los casos se incoaron en 2015, y en 2021, todavía seguimos a la espera de la resolución del último).
Pronto desaparecerán las trabas derivadas de todos esos casos (principalmente, que la asociación no pueda ser miembro de CISAC, es decir, de la Confederación Internacional de Entidades de Gestión a nivel mundial).
[La música Ainara LeGardon y el escritor Igor Estankona, en un seminario celebrado en el Centro Cultural Koldo Mitxelena (2016). Foto: EKKI].
La gestión de los derechos de propiedad intelectual implica conocer algunos de los mecanismos y la burocracia que se encuentran lejos del día a día de los creadores y creadoras. ¿En qué ámbitos necesitan más ayuda los y las autoras?
La principal preocupación de quienes muestran interés por ser socios y socias y el resto de demandantes de asesoría es el miedo a no comprender bien sus derechos y a que, como consecuencia de ello, sean vulnerados. Por eso es la línea en la que trabajamos con más ahínco: proporcionamos asesoría gratuita a cualquier creador o creadora o cualquier otra persona que tenga estos derechos, y, además, adaptamos la gestión en función de las solicitudes de los socios y socias.
Ese es el origen de la gestión de obra; es decir, nunca obligamos al autor o a la autora a dar de alta en nuestra sociedad toda su producción. También existe la posibilidad de realizar una gestión flexible. Así, ofrecemos a nuestros socios y socias la oportunidad de elegir dónde y cuándo quieren que intervenga la sociedad. Además, también tenemos la gestión de utilizaciones específicas, que garantiza la identificación de explotaciones concretas para liquidarlas con los autores, lo que posteriormente facilita la transparencia en la distribución. Finalmente, aplicamos el principio democrático, que otorga a los socios y socias un voto de valor unitario en la Asamblea General.
¿Cuál es el perfil de las personas socias? ¿Qué sector cultural es el más representado?
La relación con respecto a la propiedad intelectual es muy distinta en función de la industria cultural en la que pongamos el foco. La mayoría de las preocupaciones provienen de parte de los y las profesionales de la música, porque producen las obras de más rápida y fácil difusión. De todas formas, también contamos con escritores y escritoras, autores y autoras de audiovisuales y artistas gráficos y gráficas, así como con intérpretes con derechos de autoría y otras personas físicas y jurídicas con derechos de producción.
En general, se podría decir que se trata de artistas independientes que producen, distribuyen y difunden su trabajo, sea cual sea la disciplina a la que se dediquen. Quieren tener bajo control el trabajo que realizan como autores y autoras, y buscan vías para ello. Diría que encaja con el perfil de creador o creadora que se está imponiendo en Euskal Herria.
Habéis presentado recientemente la herramienta digital EKKINque permite identificar los usos de las obras. ¿Cómo funciona?
EKKIN es una plataforma muy rica en metadatos, ya que se alimenta de la colaboración de nuestros trabajadores y trabajadoras y nuestros socios y socias. Todo ello nos permite ofrecer a las empresas que monitorizan los usos de las obras una base de datos muy completa, lo que facilita su trabajo. Además, la identificación también garantiza que la distribución sea transparente.
El funcionamiento es el siguiente: el socio o la socia nos notifica el alta o nosotros mismos lo subimos a la plataforma. Siempre hay un segundo análisis, una moderación, para comprobar que todos los datos son veraces y precisos. Una vez recogida esa información, subimos las obras a la base de datos de los identificadores (BMAT). Al recibir los informes de esa base de datos o de otras procedencias (por ejemplo, los informes emitidos por las plataformas de streaming, que no se basan en nuestros datos), otro proveedor (Rightmos) toma nuestra base datos y compara esos usos con los datos que constan en nuestra base. De ahí se obtiene el uso específico.
Esos datos permiten cobrar a los y las usuarias con precisión, y una vez realizada la liquidación, los socios y socias reciben sus ingresos. En este momento, estamos trabajando para que los socios y socias puedan ver sus ingresos en la plataforma.
[Ainara LeGardon en otro seminario organizado en la Euskararen Etxea de Bilbao, en esta ocasión con Jokin Erkoreka (2017). Foto: EKKI].
¿Qué nuevas oportunidades se han generado gracias a esta herramienta?
Hay muchas nuevas oportunidades. Por un lado, se trata de un sistema pionero en Europa (otras entidades de gestión utilizan los datos de estos servicios de identificación para llevar a cabo la distribución, pero no para garantizar el cobro por usos concretos). Además, puede impulsar un nuevo modelo de gestión de derechos de propiedad intelectual que sitúe a la CAE a la cabeza en este ámbito.
Por otro lado, también es un impulso a favor del euskera: las obras en euskera que constan en EKKI se etiquetan específicamente al subirlos a los softwares. Gracias a ello, podemos obtener datos mejores y más completos sobre el uso que se hace de las obras en euskera.
¿En qué ámbitos quiere seguir trabajando EKKI en el futuro?
¡En muchos! Aunque somos una empresa con grandes aspiraciones, no dejamos de ser una pequeña asociación, y todavía quedan muchos ámbitos por desarrollar: conseguir ayudas asistenciales e incentivos para la creación; ampliar el alcance de la comunicación de nuestras acciones y el proselitismo de la propiedad intelectual; y desarrollar una relación fluida y de calidad con los usuarios e usuarias, para entender su situación y ofrecer un mejor servicio a todos los actores que participan en la gestión de los derechos.
(Especial publicado el 29 de noviembre de 2021).