Dentro del ciclo "Max Ernst. Poéticas del surrealismo"
En el marco de la exposición “Max Ernst. París, 1922-1928”, este ciclo de conferencias pretende abordar cuatro aproximaciones distintas a la vida, trayectoria y obra del pintor surrealista. Su trabajo se hace eco de la impronta que dejó el surrealismo como movimiento artístico, pero también político; del imaginario construido a través de esa particular “otra” forma de mirar y sus vínculos con otras disciplinas artísticas; y de cómo todo ello, en definitiva, fue posible gracias al aporte de novedades teóricas y técnicas que hoy son consideradas fundamentales para el desarrollo del arte del siglo XX.
De todo ello dan cuenta las 14 pinturas, 6 dibujos y las 34 fototipias que conforman la célebre carpeta Histoire naturelle presentes en la muestra, en el marco del programa de La Obra Invitada.
"«¡Solo fueron tres años de mi vida!» Leonora Carrington y Max Ernst"
Juncal Caballero Guiral, profesora de Estética y Teoría de las Artes de la Universitat Jaume I
El surrealismo fue el último de los movimientos englobados en el mundo fascinante de las vanguardias históricas, con todo lo que ello significa como resumen y epígono de sus antecesoras. En sus filas encontramos a un gran número de mujeres artistas pero su adscripción al movimiento surrealista no garantizó su igualdad. Para la mayoría de los artistas masculinos, la mujer se convertirá en centro y motivo de su creación, encerrándose su imagen en ciertos constructos y arquetipos como el de femme-enfant.
Artistas como Leonora Carrington, Remedios Varo, Claude Cahun, Meret Oppenheim o Jacqueline Lamba, entre otras muchas artistas, ocuparon un espacio inicialmente reservado a los varones e intentaron romper con la imagen que los artistas varones trasladaban de ellas. En las obras de las artistas mujeres, la imagen que se despliega de las mujeres deja de ser un objeto sexualizado o el numen inspirador del trabajo de sus compañeros varones. Y es en este punto donde englobar la relación mantenida, tanto a nivel emocional como artístico, de la artista británica Leonora Carrington y del artista alemán Max Ernst. ¡Solo fueron tres años de mi vida! diría Carrington, pero tres años definitivos. Conocer a Ernst supuso un cambio drástico en la vida de la artista.