“Me encanta verte tan libre y me horroriza verte tan libre, tan vulnerable, tan libre de hacer el ridículo. Me da miedo que a veces seas como un niño. ¿A qué le tengo miedo? ¿Qué pasará si paro, respiro y respondo ‘no sé, no estoy seguro, necesito que alguien me ayude”. Tú y yo tenemos rituales para (no) hablar de esto. “Ya, joder”, “cagüenlaputa”, “ya, macho”, “otra ronda”, “que sí, joder”...
Los dos gritamos a la vez, vamos enlazando una frase con otra, y los demás se van uniendo. El cuerpo se calienta, se tensa y cada vez nos sentimos más fuertes, todos a una, todos somos uno, una masa sin forma, un músculo apretado, lo aprietas fuerte, tan fuerte como puedes, estamos cerca, demasiado cerca, puedo matarte. Vais a ver a tres hombres en el escenario intentando mostrar algo más de lo que se suele ver. Serán generosos, serán valientes, será incómodo... Será en silencio, hasta que la voz rompa la suave membrana de la vergüenza, la que cubre lo más frágil.
Ficha artística: