Rafael Álvarez, "El Brujo", recoge en este montaje los que para él son los mejores versos de su vida en las tablas para afrontar una asignatura que entiende pendiente con el verso: un espectáculo protagonizado por versos, versos, versos y más versos del Siglo de Oro español. En un presente predominantemente visual, El Brujo defiende que "por muy fascinante que sea, no puede proveerte del recogimiento y la interiorización que proporciona el ritmo, la rima y la conexión misteriosa del verso con el elemento sutil del espacio y del aire".
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