Dentro del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián 2025.
El 5 de mayo de 1945, uno de los compañeros de Francesc Boix lo fotografiaba, cámara al cuello, con un brazalete que lo identificaba como reportero. Justo unas pocas horas antes el campo de concentración nazi de Mauthausen, donde Boix fue deportado, había sido liberado por las fuerzas norteamericanas. Con aquella imagen quedaba fijada su afición y profesión que se había iniciado en Barcelona, cuando era muy joven, y que mantendría hasta su muerte en París, en 1951.
Con esta muestra de su trayectoria como fotógrafo, se cumple el deber de memoria hacia Francesc Boix y hacia los hombres y mujeres republicanos que transitaron por los caminos de las guerras: la española (1936-1939) y la europea (1939-1945). Hombres y mujeres que dejaron la vida y vieron aniquilada su dignidad en todos los campos de esclavitud y exterminio del Tercer Reich alemán y que, en el caso de los supervivientes, se vieron abocados a un exilio definitivo o al trato ignominioso del régimen de la dictadura franquista.