Dentro del programa del festival Boga Boga 2023.
Núria Graham
Sueños, fábulas y el abrazo íntimo del hogar se combinan en “Cyclamen”, el cuarto álbum de la cantante irlandesa/catalana Núria Graham.
Mientras que el tercer álbum de Graham, «Marjorie» (2020), enseñó su costado pop más personal, abarcando teclados y el sutil tictac de las cajas de ritmos, «Cyclamen» es una obra tierna y jazzística que invita al oyente con acordes de piano resonantes, guitarras serenas, música elegante y etérea que suma cuerdas y líneas errantes de contrabajo, sin mencionar los toques de fagot, arpa, flauta y saxofón. Cada instrumento es como un personaje en el mundo de ensueño de «Cyclamen», independiente, pero parte de un todo mayor, con la voz exquisitamente característica de Graham que nos guía como faro.
Es una amalgama que habla de la ambición de este álbum, producido por ella misma, que amplía significativamente el espectro musical de Graham.“Cyclamen” se grabó durante varios meses, entre el comedor de Graham en L’Empordà y el estudio, con la ayuda del ingeniero de sonido Jordi Mora y la arreglista Helena Cànoves, partiendo de una base de piano y guitarra clásica. Y puedes sentir la cálida familiaridad de un hogar feliz en sus 13 hermosas pistas, que sugieren el regreso de un amigo cercano, quizás cambiado, pero aún reconfortantemente familiar.
Graham se inspiró en fábulas imaginarias, sueños premonitorios donde la naturaleza es la protagonista y la mensajera. El disco lleva el nombre de un género de flores autóctono de la cuenca mediterránea y las canciones hablan de girasoles, pájaros, montañas que se convierten en volcanes, desastres naturales, islas y otros personajes. En su naturaleza melancólica y jazzística, «Cyclamen» podría recordar el clásico «Astral Weeks» de Van Morrison, o también nos puede recordar a sus claras influencias cómo Blake Mills o Scott Walker. Pero Graham aporta a la mezcla un toque de humor suave y psicodélico, mejor visto en el primer sencillo del álbum, «Yes, It’s Me The Goldfish!», una canción tristemente encantadora que combina perspicacia e ingenio con un coro inolvidable.
Marina Herlop
Marina Herlop a menudo se describe como pianista, un remanente persistente de su formación clásica. Pero lo que sorprende al oyente en ‘miu’ es el intrincado engaño de su voz, trazando grupos rítmicos alrededor de los lechos musicales más sutiles, en una técnica inspirada en la música carnática del sur de la India.
Miu, la canción de apertura del nuevo álbum de estudio de Herlop, Pripyat, fue una de las primeras canciones que la joven artista catalana hizo en un ordenador, después de dos álbumes, Nanook de 2016 y Babasha de 2018, que aportaron una elegancia espectral al sonido del piano y la voz. Este espíritu de aventura continúa en Pripyat, el primer álbum completo de Herlop producido en un ordenador y su trabajo más intensamente emocional hasta la fecha.
Al escuchar Pripyat, puedes sentir el esfuerzo emocional y el esfuerzo creativo que se incluyeron en el disco. Los seguidores de sus dos primeros álbumes reconocerán la combinación de piano melancólico y líneas vocales que se encuentran en pistas como abans abans. Pero Pripyat tiene un sonido mucho más completo en comparación con su trabajo anterior, casi caótico, con la adición de batería electrónica, líneas de bajo eléctrico y una gran cantidad de efectos de producción sublimes.A esta experiencia de producción se suman canciones de increíble gracia y aplomo. Kadish, una pieza espectral interpretada en 3D que gana en efecto por la cautivante voz de Herlop; ubunto aporta un sentimiento de profundo anhelo y dolor; y shaolin mantis es como una canción pop refractada a través de efectos de producción desorientadores y cortes vocales de percusión. En definitiva, Pripyat es la combinación perfecta de trucos de producción y liberación emocional íntima.