Universidad y universalidad son términos emparentados en su etimología. Jugando con este parentesco, este Curso de Verano se acerca a la danza, cuyo epíteto más usual la describe como el lenguaje universal. El curso se aproximará al lenguaje universal de la danza a través de las trayectorias de los dos bailarines vascos con mayor proyección internacional: Lucía Lacarra e Igor Yebra. Curiosamente, ninguno de los dos ha cursado estudios universitarios, por lo que el enfoque es aprender el know-how de cómo se han convertido en estrellas internacionales del ballet.
A modo de pincelada, Lucía Lacarra es la bailarina vasca más aclamada y premiada de todos los tiempos. En su palmarés, los galardones Nijinsky, Benois de la Danse (considerado el 'oscar del ballet'), Premio Nacional de Danza, además de su nombramiento como Bailarina de la Década en el Kremlin y del reciente Max de las Artes Escénicas, entre otros muchísimos reconocimientos. Entre sus hitos, haber sido la primera bailarina española invitada a participar en el tradicional Concierto de Año Nuevo de Viena. Su trayectoria le llevado del pequeño pueblo de Zumaia a ser considerada una de las mejores bailarinas de su generación. Forjada en las aulas de Víctor Ullate, de su escuela se trasladó al Ballet Nacional de Marsella, donde se convirtió en la última musa de Roland Petit, probó el sueño americano con el San Francisco Ballet y volvió a la vieja Europa, al Bayerisches Staatsballett, compañía en la que permaneció 16 temporadas. En la actualidad, ha fundado su empresa de producción de espectáculos (Goldenlac Producciones) y se dedica a generar sus propios proyectos y espectáculos, con los que continúa girando por todo el mundo.
Si Lucía Lacarra parecía predestinada a la danza desde su más tierna infancia, en el caso de Igor Yebra sus gustos se inclinaban por los deportes, así que su primer contacto con la danza fue más tardío. Y su carrera como intérprete ha sido menos convencional. Después de su etapa en el Ballet de Víctor Ullate donde debutó, desarrolló una carrera como bailarín, comenzando de forma freelance, lo cual no es muy común a la edad de 24 años. Gracias a su faceta de freelance, ha sido bailarín invitado en compañías de todos los continentes. Entre sus hitos como intérprete, haber sido el primer bailarín no ruso en ser invitado a bailar "Ivan El Terrible" en el Palacio Estatal del Kremlin, actuación que realizó ante 6.000 espectadores. Pero además de bailarín, Igor Yebra es coreógrafo, maestro, director y actor. A destacar sus tres temporadas como director del Ballet Nacional Sodre de Uruguay, donde recibió el testigo de la conocida estrella Julio Bocca y donde consiguió batir todos los récords de público. Gracias a su labor en Uruguay, recibió la Medalla Delmira Agustini y fue nombrado Ciudadano Ilustre de Montevídeo, honor que también cuenta de su ciudad natal, Bilbao.