En el marco de la Quincena Musical de San Sebastián 2020.
El ciclo de música sinfónica de la 81ª Quincena Musical sigue adelante con un nuevo concierto en el Auditorio Kursaal. Tras los tres conciertos ofrecidos recientemente por la Euskadiko Orkestra, la invitada está vez será la otra gran formación sinfónica del País Vasco, la Bilbao Orkestra, que llegará acompañada de su director titular Erik Nielsen y de uno de los pianistas españoles más conocidos en todo el mundo, Javier Perianes. Interpretarán juntos un programa compuesto por obras de Wolfgang Amadeus Mozart y Sergei Prokofiev. La cita tendrá lugar este viernes, 21 de agosto, a las 20:00h en el Kursaal.
La Orquesta Sinfónica de Bilbao, que tantas veces ha estado presente en la historia de la Quincena Musical, regresa al festival tras su memorable unión de fuerzas con la OSE en la edición de 2016 para interpretar el gigantesco “Te Deum” de Hector Berlioz, y su posterior participación en el espectáculo “La Creación” de La Fura dels Baus que inauguró el festival en 2018. Asimismo cumple 80 años desde la primera vez que participó en la Quincena Musical bajo la batuta de Jesús Arámbarri. La formación bilbaína, creada en 1920, es el buque insignia de la música en la capital vizcaína, haciéndose cargo del foso del Euskalduna en numerosas representaciones de la ABAO junto con su actividad concertística y pedagógica propia. Tiene su sede en el Palacio Euskalduna y en su temporada desarrollan una programación en la que la música vasca y el repertorio de los siglos XX y XXI tienen un peso importante.
Erik Nielsen es el director titular de la Bilbao Orkestra desde septiembre de 2015, y desde la temporada 2016-17, ocupa también el cargo de director musical del Teatro de Basilea. Es un músico de perfil peculiar, ya que además de director es un hábil intérprete de oboe y arpa, que estudió en la Juilliard School de Nueva York. Después dedidió ir a Alemania para familiarizarme con la lengua y su lenguaje musical en el seno de la Orquesta Filarmónica de Berlín, donde tocó como ayudante de arpa durante un año, y de allí pasó al foso de la Ópera de Frankfurt, donde forjó su experiencia en el terreno de la ópera como Kapellmeister del teatro. Esta trayectoria hace de él un director con un gran conocimiento de las interioridades de la orquesta, y sus versiones con la Bilbao Orkestra, y con otras muchas orquestas de todo el mundo, son siempre saludadas por su solidez y musicalidad.
El tercer componente del concierto será Javier Perianes, sin duda uno de los artistas españoles más destacados del panorama actual. Perianes, tras iniciar sus estudios en su Huelva natal, los prosiguió en Sevilla con Ana Guijarro y más tarde con Josep Colom, uno de los grandes maestros del piano en España. Perianes, al que la crítica ha alabado siempre la exquisitez de su sonido pianístico, ha actuado en prestigiosas series de conciertos en todo el mundo, incluyendo el Carnegie Hall de Nueva York, Concertgebouw de Ámsterdam o el Royal Festival Hall de Londres, y ha colaborado con directores de la talla de Barenboim, Mehta, Tilson Thomas, Harding o Yuri Temirkanov. Fue precisamente con este último, director de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, con quien Perianes actuó en la Quincena Musical de 2015, interpretando el Concierto en sol de Maurice Ravel. Su última visita al festival fue el pasado verano, en dos veladas consecutivas en las que interpretó los cinco conciertos para piano de Beethoven junto a la London Philharmonic Orchestra y el director vasco Juanjo Mena.
En esta ocasión, Perianes presentará su versión de los que son, probablemente, los dos conciertos para piano más populares entre los 27 que compuso Wolfgang Amadeus Mozart. En primer lugar sonará el Concierto para piano nº 20, KV 466, el primero de los únicos dos que escribió en tonalidad menor. Se trata además de la tonalidad de re menor, que debió tener un significado especial para Mozart, ya que reservó para ella para algunas de sus composiciones más memorables relacionadas con la muerte, como su ópera Don Giovanni o el famoso Réquiem, que clausurará la Quincena Musical el día 29 de manos de Les Musiciens du Louvre. El Concierto para piano n° 20 fue compuesto en 1785, en el apogeo de la popularidad de Mozart en Viena, y fue un éxito inmediato tras su estreno, en el que el propio Mozart interpretó la parte solista dirigiendo la orquesta desde el teclado. Durante el siglo XIX, aunque muchos de los conciertos para piano de Mozart dejaron de interpretarse, no ocurrió lo mismo con el Concierto nº 20, que debido a su pathos casi romántico se mantuvo en el repertorio y pianistas como Hummel, Beethoven, Clara Schumann, Johannes Brahms y Ferruccio Busoni, entre otros, lo tocaron a menudo y escribieron cadencias para él.
Apenas un mes más tarde, Mozart escribió el Concierto para piano nº 21 en do mayor, conocido como “Elvira Madigan” porque su segundo movimiento se popularizó al aparecer en la película de 1967 de dicho nombre. En comparación con el oscuro Concierto nº 20, el nº 21 es como su antídoto cómico, ya desde su apertura, similar a una marcha, establece un escenario parecido al de una ópera buffa por la sucesión de melodías cantabile que irán apareciendo. El uso de los instrumentos de viento es también muy destacado en este concierto, pero es la inolvidable y melancólica melodía de su segundo movimiento, “Andante”, la que ha hecho de él uno de las páginas más populares de la producción mozartiana.
Entre ambos conciertos para piano, la Bilbao Orkestra y Erik Nielsen abordarán una obra de juventud del compositor ruso Sergei Prokofiev. La Sinfonía nº 1, “Clásica”, nació de un reto personal de Prokofiev cuando tenía en torno a 25 años: aprender a componer sin usar su instrumento, el piano. Para este ejercicio se propuso imitar un modelo relativamente sencillo, el de las sinfonías de Joseph Haydn, aunque no pudo evitar que se colaran en la partitura numerosos guiños a la música de principios del siglo XX. Más allá de los homenajes, son la gracia y encanto de las ideas melódicas y su tratamiento lleno de ironía y sentido del humor, lo que han hecho de esta sinfonía una de las creaciones más programadas de Prokofiev.