"Un muerto normal" (Edu López)

Bilbao Del 25 de abril 2025 al 13 de junio 2025

Edu López: 

Desde hace años colecciono, con mucho afán pero con escaso éxito, eso es evidente, ejemplares atrasados de Poesía, Revista Ilustrada de Información Poética, la publicación que financió el Ministerio de Cultura y dirigió Gonzalo Armero de 1978 a 2003 (posteriormente y hasta la actualidad aún ha aparecido algún número, aunque, siguiendo la tónica general de la revista, de forma elegantemente irregular). Desde que me hice, allá por el año ochenta y cuatro del siglo pasado, con un par de números (el 15 y el 16) he sentido un raro y perfecto placer, si es que existe algún tipo de placer que pueda llegar a ser perfecto, con cada nueva adquisición, con cada nuevo descubrimiento. Por lo general, aunque no siempre, junto a cada ejemplar se entregaba un regalo en forma de separata (muchas veces un regalo y también una separata), complemento que enriquecía enormemente la publicación y, de alguna manera, la completaba sin complicarla: La reproducción de la Proclama de Pombo que lanzó Gómez de la Serna; del cartel del estreno de The Jazz Singer; de una novela quizá inédita de Cansinos-Assens; del cartel que anunció el combate de boxeo entre Jack Johnson y Arthur Cravan en Barcelona… 

Un muerto normal, bien mirado, es también separata de algo y vuelve como conjunto a algún lugar o de algún lugar del que nunca se había realmente marchado, del que nunca me había ausentado realmente, con la intención no ya de completar nada, ni de extender lo que no necesitaba ser continuado, quizá tampoco siquiera anotado, sino con el ánimo de no ser más que lo que le pide una leve variante de su propia definición: un trabajo independiente que se hace a partir de un texto escrito aprovechando los moldes con los que se imprimió. 

Entiéndese ahora eso como se entienda, lo cierto es que en julio de 2024 comencé con la edición de un libro que concluí en noviembre de ese mismo año. Titulado como esta misma exposición, y compuesto a partir de una serie de dibujos y textos dispersos y muchas veces desconectados entre sí, en la página 36 escribía el siguiente verso: «..te vieron/allí/sobre la nieve/aún-/que/creían que ya/estabas muerto//normal»; y es a partir de aquí, de este pequeño fragmento de memoria, desde donde, por radiación, supongo, van apareciendo todas las obras con las que después se monta, con mejor o peor éxito, esta muestra; obras, por otra parte, tan dispersas y quizá inconexas como los textos del libro que contiene la página de la que aseguro que son separata y que vistas en su conjunto vuelven hacia un lugar que quizá las estuviera reclamando: los márgenes de El burdel lunar (Bilbao, 1991). Así, Un muerto normal es una entrega independiente a un pequeño poema y, por extensión, a un libro que lleva su mismo título, y también el producto de un eco, deseado o no, que tuvo su origen hace más de treinta años. Por otra parte, esto no sugiere que cierre ningún ciclo, tampoco que complete nada, menos aún que continúe algo que se abandonó en proceso, un trabajo abierto o cualquier cosa que se le parezca; sencillamente, se podría pensar, debido tanto a su génesis como a su morfología, que de las cuatro partes que formaban El burdel, y sus doce bifurcaciones, esta es la quinta. Lo demuestra, tal vez, el predominio de la pintura, del dibujo y el texto sobre otras disciplinas artísticas, cierta pulsión enciclopédica, el absoluto desprecio hacia cualquier tipo de canon, la atracción por el juego Rousseliano, por el procedimiento Rousseliano, por las listas, por las duplicidades, por el fragmento y su negación, por la cita perversa, por el viaje sin viaje y el espacio que crece entre las cosas. 

Ya he dicho que el título es un doble, una resonancia (aquí otra vez vuelvo sobre Raymond Roussel, La Doublure, 1897) pero he olvidado apuntar que también eso es una posibilidad. Así como en el prólogo a Un muerto normal (el libro) aseguro que muchas frases que allí aparecen «son títulos, o lo aparentan»: allá lejos, ya va otra nube, por si le falta, una puerta que no se abre no se cierra... la obras que forman el conjunto de esta exposición podrían haberse agrupado bajo otro título, alrededor de otra fuente, y de entre todos ellos destaco aquí: Una pájaro sin ciervo, La segunda fortaleza imperfecta, Casa sin casa, El barco sobrio, Cosas que no he visto, El insomnio de Europa, Hola Sherezade, El giro del diablo, Un monstruo sobre fondo azul, Y encima sordo, Y entonces nada, Zwei, Ruido negro, Mis zapatos ya no son mi memoria, Y sopla, Montaña azul con puerta abajo, Ya ves que, Dos, tres, cinco, Kitty se desploma, Cero no vuelve a casa, La sonrisa del Bosco, Un sonido perfecto, Los márgenes del algodón, Una mano de Venus, Duda y su perro tuerto, La camisa donde no vivo, Casi 100 piezas domesticadas y otros restos, El bosque caníbal, Un poco de invierno, Pero ya no vas, Vier, La ventana defectuosa, Fuera soplaba el viento, Un lugar al que nunca he llegado, La liebre de Kassel, Ampliación de La biblioteca de Potsdam, El demonio en la trastienda y alguno más que ya he olvidado. Todos se descartaron por alguna razón, todos también se mantienen, presentes por destilación, en Un muerto normal.

Llegados a este punto, solo me quedará añadir que se podría pensar en Un muerto normal como en una exposición que, aún siendo la misma podría haber sido otra, aunque no ha resultado ese el caso, o quizá sí; que surge por separación de un pequeño poema ligeramente autobiográfico incluido en un libro con el cual comparte título y parte de propósito; que aparece y se monta a partir de un discurso generado por obras que se construyen gracias de un ejercicio de plenairismo en estudio, en donde el paisaje que se copia o se transforma se encuentra en el interior de alguna parte difícilmente descifrable; que se une, mediante una finta inesperada, con otra de hace más de treinta años y que, por último, puede resumir parte de la construcción de cada pieza que la levanta a partir de una frase publicada en el prólogo a otro libro, la segunda integral de Todo de nada (Tdn+, Bilbao, 2024): «Tampoco aspiran a nada extraordinario aunque es seguro, eso sí, que todos deben su aparición a un momento excepcional». 

 

Edu López nació en San Sebastián, en 1965. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (1983-88). Becado por la Diputación Foral de Guipúzcoa realizó un curso de especialización de dos años en Kassel, Alemania(1989-91). Ha realizado un total de 32 exposiciones individuales y participado en un buen número de colectivas nacionales e internacionales (más de 50). Entre los premios que ha recibido destacan el GureArtea en 1998 y el Certamen de Artistas Noveles, de San Sebastián, en 1990. Su obra se encuentra en importantes colecciones públicas y privadas.

espaciomarzana.com

En breve

Dónde

  • Eusko Jaurlaritza / Gobierno Vasco. GeoEuskadiOtros...

    Source: Esri, DigitalGlobe, GeoEye, Earthstar Geographics, CNES/Airbus DS, USDA, USGS, AeroGRID, IGN, and the GIS User

  • Ver localización en GoogleMaps